Todo cambio exige un proceso de adaptación. No es diferente para el ajuste en la hora, que se realiza todos los años con motivo de la llegada de la primavera, para disfrutar las horas de luz.
Existe un reloj biológico que marca el curso de nuestras exigencias vitales; pero también crecemos adaptándonos a un reloj social externo, para cumplir con las obligaciones escolares y laborales que forman parte de nuestra existencia. Cualquier cambio adicional a esa rutina puede producir molestias, si la adaptación apropiada se ha logrado con dificultad. Te comentamos cuales son las consecuencias psicológicas de estos cambios y te damos consejos psicológicos para minimizar el impacto.
Consecuencias psicológicas del cambio de hora
El principal impacto viene en el cambio de los horarios. Con la sensación de que “se duerme más tarde y despiertan más temprano”, todo se descontrola.
Aunque no hay muchas evidencias científicas que comprueben efectos sobre los cambios de horario en las personas, algunos estudios estadísticos demuestran lo contrario. Lo que sí es un hecho es que la acción de la luz solar altera la secreción de melatonina, hormona que controla los ciclos de sueño y vigilia. A más luz se produce menos melatonina, por lo que la inducción al sueño se realiza más tardíamente.
Este desbalance en el sueño puede generar cansancio y fatiga, llegando a desarrollar irritabilidad y alteraciones en el estado de ánimo de las personas. Sobre todo los niños y las personas adultas son más propensos a sentir estas alteraciones por sus cambios en los horarios, por lo que es importante amoldarlos a sus ritmos habituales.
Entre las alteraciones fisiológicas y psicológicas se observan:
- Afectación del sistema nervioso central que producen somnolencia, irritabilidad, problemas de atención, concentración, memoria, etc.
- Fatiga general, con baja en el rendimiento y menor productividad.
- Cambios en el estado de ánimo, depresión.
- Trastornos digestivos, aumento de segregación de jugo gástrico, apetito nocturno.
- Aumento de molestias psicosomáticas como gripes, dolor de cabeza.
Consejos psicológicos para afrontar el cambio de hora
A pesar de que nuestro cuerpo tiende a recuperarse con rapidez, el ritmo puede ser diferente para algunas personas, sobre todo si sufren de depresión o alguna patología establecida.
En el caso general, será cuestión de estar preparados para el cambio:
- Anticípate, modifica tus horarios de sueño con antelación. Será más difícil con los niños, sobre todo si tenemos que interrumpir sus programas favoritos.
- Modifica el horario de tus comidas, para minimizar los impactos en tu digestión.
- Realiza todas las actividades que puedas al aire libre y libera todas las hormonas de felicidad que puedas. También pon en práctica rutinas de oxigenación que ayuden a relajarte y superar esos estados de ánimo negativo, mejorando tu humor.
- Para minimizar el cansancio de los primeros días que pudieran afectarte, trata de reducir tu actividad.
- Evita las siestas esa primera semana, evitando alterar tus patrones de sueño pre-establecidos.
- Evita consumir medicamentos para conciliar el sueño. Si lo crees necesario limítate al consumo de estimulantes naturales como el toronjil o Melissa.