Es muy frecuente que nos lleguen a consulta familias que plantean las rabietas y enfados de sus hijos cuando tienen que estudiar y realizar deberes escolares. Es una lucha diaria en la que los padres al sentirse desesperanzados y no saber cómo afrontar esta situación, recurren a intensas jornadas de apoyo escolar y profesores particulares que ocupan toda la tarde del niño. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones los resultados no son los esperados, el niño manifiesta un mayor rechazo al estudio y experimenta un alto nivel de estrés al ver sus tardes estructuradas en actividades académicas sin tiempo para el juego y salir con sus amigos.
Cuando un niño manifiesta estrés o problemas emocionales los procesos implicados en el aprendizaje se ven alterados, siendo mucho mayor el esfuerzo que tiene que emplear para centrarse en el aprendizaje. Por lo tanto, lo primero y más importante es que las horas de estudio y los resultados académicos pasen a un segundo plano, focalizando todos nuestros esfuerzos en que nuestro hijo empiece a disfrutar del aprendizaje.
A continuación expongo algunas pautas para aumentar la motivación de niños y adolescentes:
- 1.Establece normas y horario de estudio.
En primer lugar padre e hijo deberán realizar una lista de las normas que deben respetarse durante el tiempo dedicado al estudio (No levantarse constantemente, no encender la TV, no tener el móvil al lado…etc.).
En segundo lugar, se elaborará un horario en el que se llegará a un acuerdo con el niño sobre cuánto tiempo se dedicará al estudio, cuánto tiempo se dedicará a los descansos y cuál será el horario de cada uno de los días de la semana, teniendo en cuenta las actividades extraescolares, tiempo de ocio y juego… etc. Es importante dejarlo todo por escrito y en un lugar visible para todos (frigorífico, pizarra…)
- 2.Premia su esfuerzo y no sus resultados
El siguiente paso será elaborar un panel de premios, que utilizaremos para reforzar las conductas positivas del niño en relación a los aprendizajes realizados. Elegiremos cinco conductas positivas (acabar las tareas en el tiempo programado, permanecer sentada durante toda la hora de estudio…), cinco premios (cocinar un postre con mamá, tomar mi postre preferido…) y se establece que cada conducta tiene un punto y el número de puntos que serán necesarios para cada premio. Al final del día contamos los puntos y canjeamos nuestro premio. De ésta manera una niña que haya conseguido cinco puntos porque haya realizando las cinco conductas bien a lo largo del día, se llevará el mejor premio.
Es importante tener en cuenta que no se refuerzan los resultados obtenidos en un examen o en una actividad, sino la conducta de aprender, de estudiar y el esfuerzo realizado.
- 3.Enséñale que las conductas tienen consecuencias
Cuando un niño presenta rechazo a la realización de tareas escolares, lo último que recomiendo es avisarle constantemente de las consecuencias negativas que tendrá su conducta (por ejemplo sino estudias no saldrás a la calle, sino apruebas te quedas sin reyes,..) ya que todo esto puede desanimar y desmotivar aún más.
Está claro que el niño debe aprender que todo acto tiene una consecuencia, pero nuestro objetivo es que asocie el aprendizaje con actitudes positivas y motivadoras por lo que intentaremos que se responsabilice de sus actos pero de una manera menos aversiva. Por ejemplo si hemos señalado en nuestro horario que los lunes acabamos de hacer tareas a las 19.30 y justo después salimos al parque con la bicicleta, pero no hemos parado de levantarnos de la silla durante nuestra hora de estudio, la consecuencia será que mama me llevará al parque pero no podré llevar la bicicleta.
- 4.Fomenta su autonomía y no estudies siempre con él.
Cuando los niños realizan sus deberes escolares es bueno que tengan a alguien en casa que les ayude a resolver sus dudas. Sin embargo, no es recomendable sentarse al lado del niño durante la realización de las tareas o repetirle la lección hasta que se la aprenda, ya que se desarrollaría una conducta dependiente y se desarrollará una creencia en el niño de que no es capaz de hacerlos solo.
- 5.Fomenta la confianza en sí mismo.
Cuando a un niño se le permite escoger ante determinadas situaciones tales como, cuando estudiar (sí antes o después de merendar), qué estudiar primero (matemáticas o lengua) y en qué condiciones (con música o sin música, en pijama o vestido…), experimenta una sensación de control y responsabilidad sobre su entorno y esto fomenta su autonomía y la confianza en sí mismo.
Es importante poner atención a las cosas que le gustan al niño y estimular el aprendizaje implicándolo en la búsqueda de cosas que le entusiasmen. Por ejemplo, a un niño que le guste mucho los dinosaurios se le puede plantear que investigue sobre los tipos de dinosaurios que existieron.