La timidez y la ansiedad social son dos factores diferentes. Sin embargo, algunos síntomas pueden dar lugar a confusiones y errores de interpretación. ¿Cómo poner nombre a aquellas dificultades que interfieren en las relaciones con los demás? Un psicólogo es un profesional especializado y competente: está preparado para realizar un diagnóstico preciso. Es decir, evita el autodiagnóstico porque solo un experto posee las competencias deseadas para evaluar los síntomas.
¿Cómo diferenciar la timidez y la ansiedad social?
Existe una diferencia muy importante y significativa entre ambas. La primera hace referencia a un rasgo que forma parte de la personalidad de una persona tímida. Por el contrario, la ansiedad social es un tipo de trastorno que requiere de ayuda especializada. Interfiere negativamente en la rutina diaria, en el nivel de bienestar y en la calidad de vida. El miedo irracional es uno de los síntomas más representativos. Un temor generalizado que adquiere formas diferentes en el campo de las relaciones sociales. Por ejemplo, la persona intenta evitar aquellos momentos en los que puede sentirse observada por los demás. Se siente especialmente vulnerable ante la opinión de los otros y teme ser juzgada. La persona anticipa de un modo negativo aquellos planes sociales o aquellos compromisos profesionales ante los que experimenta ansiedad, estrés, inquietud e inseguridad. En definitiva, padece un sufrimiento desproporcionado.
Por ejemplo, cree que puede sentirse fuera de lugar o hacer el ridículo. Cualquiera de esas situaciones se convierte en un motivo de preocupación que afecta al nivel de concentración en el trabajo, en los estudios o en la rutina cotidiana. Es una situación que puede llegar a generar angustia y tensión. Una persona tímida también puede experimentar cierto grado de incomodidad en eventos sociales a los que acuden muchas personas. Pero la situación no le bloquea o le paraliza. Su timidez tampoco le impide disfrutar de momentos agradables en compañía de los demás. Quizá en un primer instante adopte el rol de oyente o intente pasar más desapercibida. La timidez es un rasgo más de su personalidad y los demás pueden descubrir su modo de ser.
Causas de la ansiedad social
Existen diferentes variables que pueden influir en la evolución de los síntomas. Por ejemplo, las experiencias negativas vividas en la infancia, en la adolescencia o en la juventud. En definitiva, un trauma es un factor de riesgo. Pero también existen otras variables como la baja autoestima o la soledad. Por otra parte, conviene recordar que la evitación agrava los síntomas en su fase inicial. Se convierte en un mecanismo de defensa que, sin embargo, produce efectos negativos que perduran a largo plazo.
Cómo afrontar la ansiedad social
Los síntomas del trastorno de ansiedad social se mantienen de forma frecuente durante meses. Y pueden llegar a desbordar a aquel que los padece. Si te encuentras en esta situación, pide ayuda en un centro de psicología. El psicólogo puede orientarte y acompañarte con nuevos recursos y herramientas. Conviene puntualizar que los síntomas de la ansiedad pueden experimentarse de forma habitual en cualquier escenario que propicie la interacción con los demás. Pero también es posible que el malestar se contextualice de forma más específica en un tipo de situación en concreto.
El psicológo realiza un diagnóstico preciso y una evaluación personalizada. Si necesitas ayuda para tratar la ansiedad, contacta con nuestro centro de psicología en Córdoba.